¡Atención, atención! ¡Vuelven los "Aprendiendo de todo un poco" de Anna! Cada mes nos volveremos a encontrar para ver las diferentes interpretaciones sobre un tema concreto que pondrán las personas que hayan ganado su reto mensual. Y el último lo ganaron las chicas de Decosur vintage. ¿Y qué nos propusieron? Pues decorar una caja de galletas. Yo me lo tomé al pie de la letra... tenía una lata de tomate, pero como habían dicho de galletas... pues a ver qué hacía. Menos mal que una buena amiga me dio una. En cuanto llegué a casa me puse manos a la obra, en agosto. Así que lo hice antes del vídeo en el que Anna nos explicaba cómo quitar la pintura de una lata con acetona o con quitaesmaltes...
¡Pues a las bravas, sin quitar pintura ni nada! Tenía claro que quería hacer algo distinto, aprender, experimentar. Decoupage, transferencia de imágenes he hecho muchas veces, así que tenía que ser algo diferente. Y la clave me la dio el vendedor de una tienda de manualidades de Barcelona, que con todas sus explicaciones me recordó unas pinturas que ya tenía en casa y que tienen colores alegres y efectos "especiales". Decidido: las utilizaría con esta caja. Y te lo cuento:
Todo empieza con una estupenda merienda en la que las galletas van desapareciendo sin enterarse. Luego viene la limpieza de la misma. Y es aquí donde realmente empieza el experimento y el aprendizaje...
Imprimación para que lo que hiciera después agarrase mejor.
La tapa: quería darle todo el protagonismo, así que ella se llevaría los colores. Pensé en esas pinturas que comentaba al principio, que dan unos brillos y efectos especiales (Fantasy, Moon...). Estas pinturas me ayudarían a disimular los relieves propios de la caja.
Como se ve, dados de forma totalmente aleatoria. Primero una base mitad naranja, mitad azul, y sobre eso, con palo de brocheta goteante, la verde. Se supone que esta última debería craquelarse a medida que se secaba. Y eso parecía... hasta que se "reabsorbió" el incipiente craquelado
La línea verde se fue estrechando hasta quedar así. Bueno, es un experimento y el dibujo totalmente abstracto, así que ningún problema. Sobre la pintura bien seca decidí poner una generosa capa de resina epoxi (dos componentes), que queda transparente, uniformiza la superficie y es muy resistente.
Sobre la imprimación blanca pinté con pintura a la tiza en un "blanco roto" y protegí todo con barniz mate incoloro.
Último paso: aunque el protagonismo era para la tapa, no podía quedar así. Por lo que pasé a enrollar cuerda sobre la base y alrededor de la pintura de la tapa. Saqué todas las fotos considerándola terminada... pero no. No me convencía. Así que, tras mirarla varios días (y en cierto modo escuchándola), puse más cuerda en la tapa, de manera que ahora cubre todo su lateral. ¿Se ve la diferencia?
Pues hasta aquí mi experiencia con la decoración de una caja de galletas. No se cuál te habrá gustado más... ¿La versión 1? ¿La 2? ¿Me lo cuentas? Mientras me voy a llevar la caja a casa de Anna, en su nueva edición del "Aprendiendo de todo un poco". ¡Vamos a ver cuántas cosas aprendemos allí!
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