¡Ya llego con el paso a paso que os prometí! En la entrada anterior os enseñaba tres maneras diferentes de presentar y exponer tus dibujos o fotos preferidas. Y yo creo que la que más éxito ha tenido ha sido la versión portafotos-caja de frutas, seguida de la de la base de cristal y la, tal vez más tradicional, del lienzo. Así que vamos a ver cómo hice este marco envejecido a partir de una caja de... ¿naranjas? es posible...
Lo primero, elegir las maderas que sean más convenientes para el tamaño del marco que quieras hacer. En mi caso, elegí estos listones estrechos, de los que sólo tendría que cortar la longitud deseada
No me compliqué y no hice ingletes, así que cortes rectos y rápidos. Para reforzar la unión entre los listones, unas pequeñas piezas de madera encoladas por la parte de atrás (todo ello con cola blanca)
Como estas madera son bastante lisas, a mi me gusta darles un toque envejecido, con golpes e incluso simulando que pudieran haber albergado algún bichito, en realidad no deseado... Así que golpes con martillo sobre destornillador para marcar y señalar la madera en su parte delantera.
Por detrás, pintura a la tiza gris, todo por igual, y por delante, tinte para dar más vida a la madera clara. Sobre la madera cuadrada iría pegada la fotografía, utilizando la técnica del deoupage, es decir, cola , colocar la imagen y proteger de nuevo con cola.
En esta parte se ven las marcas en la madera, y el color que da el tinte. La foto en este caso no se cambiaría porque fijé la tabla por completo por la parte de atrás, pero si se quisiera, se podría dejar una parte sin encolar, no pegar la fotografía y así poder cambiarla en cualquier momento.
Verás que hay algunos detalles florales (lavanda) en las esquinas. Están hechos con papel de arroz.
Inicialmente el encargo fue un cuadro, así que lo pensé para colgarlo en la pared, pero luego me dijeron que lo querían para colocar sobre una estantería... así que tuve que pensar con él casi terminado cómo solucionar su apoyo. Y para ello tuve que comprar una par de cuñas de madera, y les alargué la base, para que no se venciera, con nuevos trozos de listón de la caja.
Así ya puede lucirse en una balda sin peligro de que se caiga. Aquí ves la trasera ya acabada
¡Y listo! Como ves, una caja de frutas nos proporciona maderas para hacer cantidad de cosas, es cuestión de echar a volar la imaginación. Espero que te haya gustado. Y si tienes una foto que no quieres dejar de disfrutar, ya sabes...
Mientras me lo llevo a Little Kimono para disfrutar de su viernes handmade y también con Marcela a su Finde frugal. ¡Vamos allá!
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